
Gran parte del conocimiento y la gestión de las emociones que tenemos como adultos, nos es inculcada en nuestras familias cuando somos pequeños.
Aprender a identificar las emociones y gestionarlas, es uno de los grandes aprendizajes de la vida. Para ello es importante considerar que el manejo del aspecto socioemocional es un tema desafiante cuando no se tiene las herramientas para identificar y regular las propias emociones. Pero, ¿qué es el aprendizaje socioemocional (ASE)?
Para Felipe Lecannelier (2020), doctor en Psicología y experto en apego, el ASE involucra una serie de capacidades sociales y emocionales que le permiten a niños, niñas y jóvenes convivir, relacionarse y colaborar con los otros y con uno mismo. Para este experto, incluye competencias de expresar, comprender y regular las emociones en contextos socialmente significativos.
¿Cuál es el papel que juega la familia? Esto nos lleva a reflexionar sobre el papel que jugamos padres, madres o cuidadores en la educación de los futuros profesionales, nuestros hijos, y la poca visibilidad y ayuda que se nos brinda en esta dimensión.
Aunque poco a poco las familias nos involucramos más y más cada día, queda mucho por hacer, lamentablemente hay muchos niños, niñas y jóvenes que carecen en sus familias de este tipo de educación y formación para el futuro.
Quizás pueda sonar “repetitivo” el mencionar que en el hogar comienza todo, pero es que en realidad las familias jugamos un rol fundamental a la hora de educar a nuestras personas menores de edad en este tipo de habilidades. Las habilidades intra e interpersonales, son la base de la inteligencia emocional, y ahí es donde recae nuestra mayor responsabilidad como padres, cuidadores, educadores y formadores.
Los niños y las niñas también deben aprender habilidades socioemocionales que tienen una vinculación directa con otras dimensiones como un mejor desempeño escolar y hasta amistades más saludables. Según algunos estudios, aquellos con una fuerte competencia social y emocional tienen más probabilidades de graduarse del colegio y tener una carrera exitosa.
A continuación, algunas recomendaciones que podemos seguir:
Ayudarles a desarrollar su propio autoconocimiento

Como adultos debemos ayudarles a descubrir sus talentos, a conocer cuáles son sus sueños. Para lograr esto es muy importante que les ayudemos a ser conscientes de qué cosas les gustan, qué se les da bien hacer para seguir potenciando y mejorando aquello que les acerca más a sus sueños.
Seamos agentes y facilitadores de cambio

Como adultos hemos tenido que lidiar y desmontar creencias que nos impiden avanzar. Muchas veces, por las experiencias que hemos vivido, les transmitimos esas creencias a nuestros hijos e hijas. Al igual que nosotros los niños y niñas por las experiencias con algo en especial, piensan que ya no van a poder hacer una cosa determinada.
Como adultos debemos darles la oportunidad de revisar sus juicios y desmontarlos, para que conviertan esas creencias limitantes en creencias potenciadoras.
Algunas preguntas por hacer son: “¿Qué hay de real en eso que piensas?. ¿Quién lo dice, tú o tus amigos?. ¿Cuán importante es eso para ti? ¿Contra quién o qué lo estás comparando? ¿En qué otras ocasiones te ha funcionado?”. Preguntar a nuestros hijos e hijas para indagar, con el objetivo de que reflexionen por sí mismos, y lleguen a sus propias conclusiones y sean capaces de pensar de manera distinta.
Ayudemos a canalizar emociones

Cuando eras pequeño, ¿cómo aceptaban tus padres el enojo? ¿Te permitían estar enojado y te explicaban para qué servía y cómo podrías afrontarlo? Esta es nuestra misión como padres. Conocer para qué sirven las emociones, qué tienen que contarnos cada vez que sentimos una, y cómo debemos actuar.
Cuando veas a tus hijos e hijas enojados, frustrados o tristes reflexiona antes de decir “¡no te enojes, no merece la pena!”, replantea qué les vas a decir o qué les vas a preguntar con ese ejercicio ya estarías dando un gran paso. “Veo que estás realmente enojado, ¿te gustaría contarme qué te ha pasado?, ¿qué piensas al respecto? ¿cómo puedo ayudarte?, ¿qué puedes hacer para alcanzar tu meta?”.
Estas son frases que nos permiten conectar con nuestros hijos, y generar el vínculo emocional que cultivará la confianza en nuestra relación con ellos.
Tus hijos e hijas son tu reflejo, seamos el espejo que muestre lo que queramos que sean.

Las familias tenemos una excelente oportunidad para enseñar a nuestros hijos e hijas a ser empáticos, siempre y cuando nosotros nos mostremos empáticos con ellos y ellas. A gestionar el enfado a través de una respuesta asertiva, siempre que nosotros nos mostremos asertivos con ellos y ellas. A enseñarles que, para escuchar activamente, lo primero es estar en silencio, dejar hablar al otro, y “apagar nuestro radio” para entrar en su mundo.
A continuación compartimos algunas actividades que podemos realizar en el hogar para fomentar el aprendizaje socioemocional:
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Usa los dispositivos electrónicos para el reconocimiento emocional: Mientras ven televisión, un video o una película, escuchan canciones o leen libros convierte ese tiempo en una oportunidad para una lección sobre cómo reconocer las señales sociales y las emociones.
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Crear horarios y listas de tareas pendientes: ¿Tu hija o hijo necesita ayuda para administrar su tiempo y tomar decisiones responsables, como completar la tarea o los quehaceres domésticos a tiempo? Ayúdalos a hacer una lista organizada de tareas pendientes, un horario diario o un “tablero de visión” que explique sus sueños para el futuro. Al hacerlo, obtendrán experiencia en el establecimiento de objetivos y la toma de decisiones.
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Aliviar el estrés: Hay situaciones en la vida que se vuelven estresantes, incluso para los niños y niñas pequeños. Debemos ayudar a nuestros hijos e hijas a reconocer cuando se sientan agotados o molestos (conciencia de sí mismo) y enseñarles a manejar sus emociones a través de actividades de atención plena, ejercicio o música (autocontrol- autogestión).
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Dibujar Emociones: Haz que tu hija o hijo exprese emociones comunes a través de dibujos o pinturas. ¿Qué se siente estar feliz o triste? ¿Qué tan sorprendido o preocupado? Al crear las imágenes, reflexionarán sobre los pensamientos y sentimientos de sí mismos y de otras personas. También pueden asociar los sentimientos con diferentes colores (por ejemplo, rojo significa enojado).
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Realizar actos de bondad al azar: Propiciar a lo largo del día, que nuestros hijos e hijas busquen formas de ayudar a los demás. Tal vez con actos sencillos como por ejemplo, mantener abierta la puerta, decir “gracias”, invitar a alguien nuevo a jugar, compartir su comida con los demás. A través de estas actividades de aprendizaje socioemocional, desarrollarán la conciencia social y las habilidades para relacionarse.
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Registro de autodescubrimiento: Una vez por semana podemos implementar la práctica de animar a nuestros hijos e hijas a enumerar cosas específicas que les traen alegría: pasear al perro de la familia, jugar juegos de mesa con los hermanos, comer su cena favorita, etc.
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Jugar juegos: Tener una noche o tarde de juegos en familia cuenta como aprendizaje socioemocional. Mientras juegan, los niños y niñas deben cooperar con los demás, turnarse, manejar la frustración, resolver problemas y más. También verán cómo reaccionan los demás al ganar o perder.
Las personas no nacen sabiendo cómo manejar las emociones, resolver problemas y llevarse bien con los demás. Este tipo de habilidades deben ser desarrolladas y las familias pueden ayudar a sus hijos e hijas para que estén mejor equipados para afrontar los retos cotidianos, establecer relaciones personales positivas y tomar decisiones informadas para que como adultos puedan prosperar en la vida.